lunes, 16 de abril de 2018

Menos Pantallas para más Libertad

Menos Pantallas para más Libertad 

Hoy desperté bruscamente tras percatarme de un agudo sonido. Aquel que ya varias veces me ha despertado, no se de dónde viene, ni porqué suena a esta hora pero cansado de tanta incertidumbre me pongo en marcha para descubrirlo. Me incorporé de la cama y comencé a buscar de dónde provenía aquella melodía, tan extraña pero familiar, tan cercana pero pareciendo tan distante.
Tomé mi celular, una a una fui descartando las aplicaciones. No era Facebook ni WhatsApp,  tampoco Instagram o Youtube. ¿Qué era ese sonido tan particular? Me distraje unos momentos con algunos "me gusta" y otros tantos "compartir", había vídeos nuevos y actualicé un estado que ayer no pude subir. 
Retomé la búsqueda, revisé en mi computadora, pero nada encontré. No había virus molestando, mensajes por responder ni actualizaciones por permitir, todo parecía marchar de lo más bien, normal, como de costumbre. Aproveché el momento, ya que estaba ahí, vacié la papelera de reciclaje, cambié mi foto de perfil y termine una partida de solitario. 
Entonces me percaté de la presencia del televisor. Si, el televisor empotrado en mi antigua ventana. de la cual ya no asomaba la luz. Quizás aquel sonido venía de allí, del televisor tan grande, un poco viejo el aparatejo pero servía para ver, para seguir capítulo a capítulo las series que no me quería perder.
Al acercarme sentí aquel sonido, de allí adentro parecía venir, entonces con la mano cerrada unos golpecitos en la gigantesca pantalla di. ¡Qué extraño y particular! ¡Que melodía tan bella y peculiar! 
Poco a poco  fui descubriendo que no sonaba el televisor, no era ningún cable roto, ninguna antena ni botón,  golpe a golpe fui empujando el aparatejo hasta que un pequeño rayo de sol empezó a colarse por los costados de aquella antigua ventana que permanecía tapada. 
Otro golpe, dos, tres y esa bella melodía comencé a reconocer. Cuatro y cinco, un poco más de luz viene a mimar mi rostro. Seis y siete, el televisor se desprende por fin dando paso a la libertad.
Y entonces la encuentro, una pequeña y hermosa ave del cielo que todas las mañanas quería cantarme al oído, para así despertar mis ojos, ciegos y dormidos tras las pantallas que me habían quitado mucho pensando que todo me lo mostraban.

                                                                                 Beta 

 

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