Los invito a leer un Ensayo Crítico sobre Medio Ambiente que escribí para el concurso literario 2017 de OAJNU, recientemente concluido, en el cual obtuve la siguiente mención especial:
"
En otra categoría, haciendo hincapié en el buen desarrollo argumentativo , claridad expositiva y conclusión final dentro del tema, se decide una mención especial por el compromiso puesto de manifiesto : "Tu huella" - Ana Belén Tamiozzo"
Partiendo
de la ilustración expuesta en la carilla del presente, perteneciente al famoso
personaje “Mafalda” creado por el dibujante Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor
conocido como Quino, quiero invitar a la reflexión sobre el medio ambiente.
¿Qué
ideas nos despierta la expresión “Medio Ambiente”? ¿Somos conscientes de la
responsabilidad que tenemos sobre el mismo?
Considero
que las personas, como administradores y protagonistas del Medio Ambiente que
nos fue dado, tenemos que ser conscientes del uso y abuso que ejercemos
diariamente sobre éste y de las consecuencias que de nuestras actitudes
derivan, entre ellas, y en la cual nos centraremos es en el acelerado cambio
climático incrementado en virtud del progreso industrial y la trasformación en
la vida y el consumo del hombre y de su
cultura, y la injerencia del reciclaje
en dicha cuestión.
Creo
firmemente que el aporte de cada persona en la reducción de su “huella de
carbono” o “huella ecológica” podría, poco a poco, conllevar un cambio en la
crisis ambiental que estamos atravesando, donde el cambio climático se produce
en períodos cada vez menores, es decir, el cambio climático es algo que siempre
ha existido y caracteriza a nuestro Planeta, el dilema se encuentra en que el
proceso que antiguamente requería de millones de años, hoy se produce en el
lapso de un siglo y en casos extremos inclusive puede producirse en el
transcurso de décadas.
Cotidianamente caemos en las redes del
consumismo, el confort y la comodidad
ignorando el daño que nuestras costumbres puede provocar en el medio
ambiente, desde el tomar extensos baños hasta el uso excesivo del automóvil,
todas estas conductas producen distintas cantidades de gases de efecto
invernadero que contribuyen al aumento del calentamiento global, sin mencionar
el derroche de recursos naturales. El conjunto de éstos gases emanados de las
diversas actividades llevadas a cabo por el hombre constituyen su “huella de
carbono” o “huella ecológica”.
En la Argentina, la huella de carbono promedio
de una persona es de 5.71 toneladas (tn) al año, según un reporte de la
Dirección de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable. Este número es resultado de la cuantificación de las emisiones de
gases producidas por el uso de energía, transporte, alimentación y hábitos de
consumo y esparcimiento, entre otras actividades. La huella argentina es
superior al promedio mundial (4 tn al año por habitante), pero bastante
inferior a la de algunos países desarrollados como el Reino Unido (11,81 tn per
cápita anuales) y Estados Unidos (20 tn). En ella, la incidencia mayor
corresponde al transporte (51%), le sigue el rubro alimentación (28%), luego
energía (20%) y residuos (1%). 1
Es necesario, el primer lugar, tomar
conciencia de la responsabilidad y del impacto de nuestras acciones para acto
seguido darles un nuevo sentido con mayor consideración para el medio ambiente
y para ello, una buena herramienta es la instrucción, el conocimiento sobre el
medio ambiente y la contaminación es una puerta abierta al cambio de mentalidad
y de conducta.
La disminución del consumo y la
extensión de la vida útil de los distintos objetos podrían representar un
camino a seguir para reducir la cantidad de residuos y así, la contaminación,
siendo el reciclaje una vía idónea a tal fin.
En Argentina, el reciclaje parece ser
una asignatura pendiente, puesto que el 53% de la población, según indica un reciente
estudio de opinión pública realizado por TNS Gallup, no conoce o conoce poco
sobre el tratamiento y separación de la basura para su reciclaje y/o
reutilización. Dando lugar a las estadísticas, nos encontramos con que tan sólo
un 20% de la población argentina declara tener el hábito regular de separar la
basura entre reciclables y no reciclables, utilizando para ellos diferentes
bolsas, el 29% de los encuestados admite haber pensado alguna vez en reciclar
pero que finalmente dicha acción no fue llevada a cabo, un 33% de la población
sostiene una falta de interés por conocer los beneficios del reciclaje y un
alarmante y peligroso 11% considera que el reciclar es poco o nada importante y
un 5% no lo ve necesario. 2
Cabe mencionar también, a modo de ejemplo
y para dar el primer paso en la toma de conciencia, el tratamiento de reciclaje
de envases plásticos que se lleva a cabo en nuestro país, según los más
recientes datos, en Argentina se desechan por día, aproximadamente, 12 millones
de botellas de plástico y un gran porcentaje va a parar a basurales a cielo
abierto. Ésta situación, que es parte de la deficiente cultura ambiental que
padecemos los argentinos, es revertida parcialmente por Cabelma, que en la
actualidad es la única empresa recicladora de botellas PET -un tipo de plástico
muy utilizado para envases en nuestro país-, responsable de que se reutilice el
12,5% de las botellas.3
Para afrontar y alentar el fenómeno
del reciclaje la primera pregunta a responder podría ser: “¿Cuáles son las
causales que desalientan el reciclar?”
El estudio de opinión anteriormente
citado pone de manifiesto que la primera razón para no reciclar (30%) es el
realizar el desecho y recolección de los residuos de forma separada. En segundo
lugar (17%), muchos encuestados alegaron el hecho de que nadie más recicla sus
residuos y, por tanto, ellos mismos tampoco. Un 14% reconoce que no ha pensado
en la posibilidad del reciclaje y un 12% apunta la mirada hacia el Estado,
indicando que no existen directivas claras y concretas al respecto.
De dichos porcentajes podemos afirmar
que quienes no reciclan tienden a culpar a otros más que a sí mismos,
resultando totalmente indiferentes a su propia responsabilidad. Curiosamente,
otro reciente estudio de dicha empresa reveló que seis de cada diez argentinos
considera que su ciudad se encuentra sucia y al indagar en las causas
generadoras de dicha situación atribuye la responsabilidad a los demás,
opinando, en un 80% del total de los encuestados que los ciudadanos contribuyen
de manera escasa o nula a la limpieza de los espacios comunes. 2
Empezando por casa y desde los más
pequeños, hasta llegar a los más grandes y poderosos, podemos juntos detener y
hasta revertir la actual crisis ambiental, dando paso a las vías del reciclaje
y buscando la implementación de políticas públicas a favor del medio ambiente,
como por ejemplo Suiza supo implementar y hoy goza de sus frutos siendo uno de
los países pioneros y modelos a seguir en materia de reciclaje, reutilizando el
51% del total de sus residuos. 4
Retomando la introducción del
presente, sostengo firmemente que el cambio de conducta de cada uno, desde lo
más pequeño y cotidiano hasta lo más complejo y extraordinario, puede conllevar
una gran mejora para el medio ambiente, quizás uno sea poco pero poco es mejor
que nada y sumando “pocos” podemos llegar a ser muchos que luchemos y
contribuyamos al bienestar de nuestra casa común, de nuestro hogar que diariamente nos abraza y
acoge en el día a día como una hermana protectora, como nuestra madre
naturaleza.